Esta crítica ha sido realizada #A2VOCES por Carmen y Aixa.
Alex Pina lo ha vuelto a hacer.
El director de La casa de papel ha vuelto a Netflix por la puerta grande y entrando como un elefante en una cacharrería, apostando por una historia protagonizada por un proxeneta con tintes de Tarantino, y tres prostitutas que recuerdan a Thelma & Louis. Ellas son Coral, Wendy y Gina.
Verónica Sánchez, Lali Espósito y Yany Prado son las tres actrices que dan vida a esas tres chicas que deciden huir de su dueño, y vivir una vida mejor olvidándose de su pasado e intentando evitar a Moisés y Christian, los gorilas de Romeo, el jefe del prostíbulo.
Las tres se convierten en las reinas de una trama en la que he de destacar la elegancia con la que Sánchez interpreta a Coral, la gran inocencia y dulzura de Prado en manos de Gina y la deslumbrante energía y sencillez de Espósito. Las tres son un desastre, pero son un afortunado desastre muy divertido de contemplar.
Alex Pina lo ha vuelto a hacer. El director de La casa de papel ha vuelto a Netflix por la puerta grande.
Es esta atractiva y frenética huida hacia adelante, llena de humor, acción, drama y mala leche en dosis de 25 minutos, las tres mujeres llevan la carga de la trama, una trama en la que tres hombres tampoco pasan desapercibidos.
La bestia de Asier Etxeandia, Miguel Ángel Silvestre y todo un descubrimiento como Enric Auquer son los encargados de dar vida a ese proxeneta y sus dos secuaces. A mi parecer, la actuación de Etxeandia se lleva la palma. Silvestre y Auquer forman un tándem extraño que hacen que les odies o te rías con ellos.
La nueva serie de Netflix, no se preocupa demasiado por las realidades de la explotación sexual. A cambio, ofrece entretenimiento sin complicaciones a una velocidad vertiginosa. No veréis escenas de sexo, pero si escucharéis un vocabulario explicito no apto para todos los públicos.
‘Sky Rojo’ ofrece entretenimiento sin complicaciones a una velocidad vertiginosa.
Si La Casa de Papel marcó tendencia en la nueva forma de hacer ficción, Sky Rojo va un paso más allá en la técnica, con un producto que bien podría exhbirse en las grandes salas de cine de cualquier ciudad del mundo.
Esto es sin duda lo mejor que tiene la serie de Alex Pina y Esther Martínez Lobato, con su estilo repleto de referencias cinematográficas, y un gusto exquisito en el apartado visual, que no siempre va en consonancia con el campo narrativo.
La iluminación, la dirección de arte, el tratamiento de color o el montaje vertiginoso, con el uso de recursos como la pantalla partida, poco habitual en géneros como el thriller, hacen de Sky Rojo un producto visualmente sobresaliente.
Sky Rojo va un paso más allá en la técnica, con un producto que bien podría exhbirse en las grandes salas de cine de cualquier ciudad del mundo.
La cámara está en el sitio adecuado en el momento adecuado, y eso hace que la serie sea muy disfrutable, con un metraje de 25 minutos más propio de la comedia y que sin embargo, consigue el propósito de enganchar al espectador y hacer que siempre quieras más. La temporada se engulle en un rato de locura y vorágine que como decía al inicio, pierde un poco el rumbo en el apartado de guion. Y digo esto, porque si esperas ver una denuncia clara a la problemática de la prostitución o la trata de mujeres, Sky Rojo y su club Las Novias, no es el lugar al que debes acudir.
Es cierto que las tres actrices hacen un trabajo muy interesante enfocado siempre en sus vivencias personales, y las razones por las que no tienen más remedio que prostituirse, que se trasladan a la pantalla a través del uso de flashbacks. De hecho, se ve claramente la intención de poner en valor la figura de la mujer y el empoderamiento femenino, con esas secuencias en las que las protagonistas comparten sus reflexiones e historias.
Con un metraje de 25 minutos más propio de la comedia y que sin embargo, consigue el propósito de enganchar al espectador y hacer que siempre quieras más.
Pero el poderío del trío formado por Coral, Wendy y Gina no siempre brilla como debería, y se diluye considerablemente con la parte masculina y la excesiva humanización de los proxenetas, encabezados por un Asier Etxeandía que ha llevado a su personaje a un extremo, que aunque acertado en ocasiones, resulta demasiado «torrentiano» y pasado de vueltas. Mejor parado sale Enric Auquer, que presenta un personaje con mayor arco narrativo que el de Miguel Ángel Silvestre, su hermano en la ficción, y que nos deja con ganas de descubrir la razón de sus demonios y dramas.
Así, Sky Rojo cumple con su propósito: entretener al espectador y ofrecerle un viaje cuesta abajo y sin frenos. Sin embargo, pincha en lo más importante: el tratamiento de un problema social repulsivo que pasa demasiado desapercibido entre tantas luces de colores.
En definitiva, el pasado 29 de marzo la plataforma confirmó que, el próximo verano, tendremos más aventuras en el club Las Novias, veremos que nos depara esta nueva entrega.
Sin embargo, pincha en lo más importante: el tratamiento de un problema social repulsivo que pasa demasiado desapercibido entre tantas luces de colores.