El verano es época de festivales.
Música y grupos que recorren en furgoneta los rincones de nuestro país para darlo todo en algunas de las citas más importantes del año. Y aunque estaréis hartos de escuchar que el de 2020, es un verano atípico por razones evidentes, he pensado que sería buena idea llevaros el festival a casa con algunas recomendaciones de las bandas que nunca faltan en mi “festi” particular.
Antes de empezar a repasar esos grupos imprescindibles para mí, os confesaré que paradójicamente, no soy mucho de formato festival porque prefiero disfrutar de los conciertos únicos de mis artistas favoritos, ya que, considero que se genera una mejor onda y feeling con los asistentes. Sin embargo, hay que reconocer que en España tenemos un tejido musical tan grande y diverso que es posible en buena parte, gracias a los festivales y su compromiso por el descubrimiento año tras año, de grupos y solistas emergentes, propuestas variadas en sus diversos escenarios, y en general, ambientes que invitan al disfrute de la buena música.
Como decía, este año no hemos podido disfrutar de citas imprescindibles, pero lo que sí que es cierto, es que la industria musical y cultural se mueve más ágil que nunca y se ha adaptado a las nuevas medidas de seguridad e higiene con el fin de mantenernos sanos. La cultura es segura, no dejes de consumirla.
Entrando ya en materia, las 4 propuestas que os traigo son variadas entre sí y únicas, algunas más conocidas por el gran público y otras algo menos, pero igual de especiales e interesantes.
Si habéis leído algunos de mis post anteriores, ya sabéis cuales son mis gustos musicales, así que en eso, me vais a permitir no ser muy innovadora. Aunque me dejo muchos grupos en el tintero que escucho en mi día a día a día y seguro abordaré en próximos post, estos son los que en este momento, podrían ser los cabeza de cartel de mi festival particular. ¡Empezamos!
Love Of Lesbian no necesita presentación. Sus más de 20 años siendo una de las referencias de nuestra música independiente así lo permite. Es mi grupo favorito y ya te adelanto que «caerán» más reseñas sobre ellos más pronto que tarde.
Si todavía queda algún despistado/a que no tiene el gusto de conocerlos, hay que recalcar que la banda catalana, «capitaneada» por Santi Balmes -voz- comienza su andadura en 1997, junto a Oriol Bonet -batería-, Jordi Roig -guitarra-, Joanra Planell -bajo- y posteriormente Julián Saldariaga -guitarra y coros-. Ha llovido mucho desde su creación y algunos miembros del grupo como Joanra, finalizaron su aventura lesbiana hace unos años, y otros como Dani Ferrer -teclados- y Ricky Falkner -nuevo bajista y productor de algunos discos del grupo- se han unido a la aventura.
Para lo bueno y lo malo, Love of Lesbian siempre está presente en conversaciones musicales de gente 100% fiel y seguidora como yo, y de gente que los detesta, que también la hay. Por supuesto, es uno de los grupos imprescindibles en todos esos festivales que mencionaba anteriormente y que mueven grandes masas, pero también es la banda sonora perfecta para los momentos de introspección personal. Es lo bueno que tiene Love of Lesbian, que lo mismo te da la mano y te saca a bailar, como se convierte en el refugio para ahogar las penas.
Pocos grupos consiguen despertar en mí el interés musical tanto como ellos. Creo en parte, que es gracias a Santi Balmes y su majestuosidad como compositor, porque sus canciones son auténticas obras de arte que se mezclan con lo mejor de la música para lograr una atmósfera y concepto únicos. También sus conciertos, que van más allá del mero contacto con el público y se convierten en localizaciones que nos trasladan a lugares en los que suceden las canciones. Buena prueba de ello es su innovador espectáculo en teatros ‘Espejos y Espejimos’ o ‘Miralls i Miratges’, o su última gran gira ‘El Gran Truco Final’.
Con 12 discos editados y una legión de fans que cruza el charco, Love of Lesbian son el grupo de referencia de la escena indie nacional (si todavía se me permite hablar de música indie) y creadores del que para mí es EL DISCO y sin duda, MI DISCO de la historia: ‘1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna)’ (2009). Este álbum supuso un antes y un después en el rumbo de LOL como banda, pero confieso que fue el disco que despertó en mí el amor por la música en castellano, y el maravilloso instinto de buscar y encontrar sentido a la letra.
Después han venido un montón de conciertos, más discos, y hasta el sueño de poder entrevistarles y compartir un rato de charla. Y es que, me tiraría horas y horas escribiendo sobre ellos, porque desde que descubrí a Love of Lesbian, dejé de oír música y empecé a ESCUCHAR música.
Como un día me dijo el Poeta Halley, si las palabras se atraen que se unan entre ellas…¡Y a brillar que son dos sílabas!
El otro día leía un tweet en clave de humor sobre las colaboraciones infinitas de Rozalén con otros artistas, y la verdad es que razón no le faltaba. Gracias a ella y su disco ‘Cerrando puntos suspensivos’ (2018), descubrí la enigmática voz de Gabriel De la Rosa y su tema ‘Volver’ a dúo con la manchega para este disco. Lo mismo que me ocurre con el disco de LOL me ocurre con este tema. Forma parte de mi ranking vital-musical necesario para existir.
Desde que me acerqué a Shinova con ‘Volver’ no he podido dejar de escucharlos ni un segundo. Son puro rock alternativo que todavía bebe de vez en cuando de sus inicios psicodélicos y metaleros, e incluso de baladones al más puro estilo Picasso pintando una obra de arte.
Su primer álbum ‘Ana y el Artista Temerario’ (2014) es el mejor punto de partida para entender su filosofía como banda, que con el paso de los años, y con la llegada de ‘Cartas de Navegación’ (2018) , ha ido consolidando sus ritmos, letras y sonido, hasta convertirse en uno de los grupos más destacados del panorama actual.
Han pasado de emerger poco a poco, a ser la excusa perfecta para llenar festivales y agotar grandes salas. Porque el directo de Shinova es imprescindible si te gusta la buena música. El del Circo Price en Madrid fue mi último concierto antes de la pandemia y no me tiembla el pulso si os digo que está dentro de mi top 3 de conciertos de la historia, y os confirmo que he ido a muchos.
No sé si fue por el lugar, la cita matinal -más conciertos por la mañana, por favor!- o el buen ambiente que se respiraba entre la gente. Sí sé con certeza que fue por la compañía de mi chico, que hizo de ese día y escapada un recuerdo imborrable. También por la propuesta de Shinova en un concierto prácticamente acústico que mezcló música y arte en vivo con Nano Lázaro pintando durante el espectáculo. O por la presencia de Elvira Sastre recitando sus poemas mientras Gabriel nos cantaba casi en silencio. No sé que fue, pero el ‘Universo en un Pincel’ fue un concierto tan único como lo son Shinova y sus temas.
Tienes sus 3 discos y un par de adelantos de lo que será su próximo álbum en plataformas digitales, además de un montón de material en sus redes sociales. Pero ya te aviso que en cuanto le des al play, no podrás desengancharte de ellos nunca más. ¡Vivan Shinova!
Y entre expectativas y espejismos, apareces y eres lo único real. Un soplo de vida en mis abismos, una ráfaga de plena claridad.
Antes de empezar a escribir el post he contado alrededor de 10 conciertos de Izal y uno que viene en camino para 2021 si el coronavirus lo permite. Es el grupo al que más he visto en directo porque siempre son apuesta segura.
Me considero una orgullosa «pregonera» de su música y me encanta llenar mis listas de reproducción con sus canciones. También es uno de esos grupos que comparto con mi novio, cosa que me hace muy feliz porque no siempre es fácil coincidir en la música que tiene que sonar una mañana de domingo en casa.
Para mí Izal es ‘Magia y Efectos Especiales’ (2012), el primer disco de estudio como banda con la voz de Mikel y el magnífico equipo que forman Alberto, Alejandro, Gato e Iván. Izal no sería Izal sin ninguno de ellos.
Desde sus inicios han evolucionado hacia un rock más «duro», especialmente en ‘Autoterapia’ con un mayor uso de elementos sonoros y sintetizadores que sin duda, lucen y suenan de maravilla. Pero para mí la esencia de Izal es la de ‘La mujer de verde’ y ‘Qué bien’, con su historia, su ukelele y su apoteosis en pleno concierto. No hay que desmerecer lo que vino después con ‘Agujeros de gusano’ (2013) y ‘Copacabana’ (2015), trabajos que los ha convertido en la banda que nunca falla, despierta pasiones y agotan entradas de grandes recintos en una hora.
Quizás sueno repetitiva pero de nuevo, la cita en directo es imprescindible para adentrarte en el universo de los «Izales» y entender mejor la propuesta visual de sus discos. Desde el inicio del concierto hasta el final, siempre tenemos un hilo conductor y temático que procede del álbum en cuestión y te sumerge al 3000% en el show con sus momentos de subida, de bajada, de estabilidad o de baile.
Todavía me acuerdo de aquel concierto de 2013 en la Sala Wah Wah de Valencia, con aforo reducido -no tan distinto a lo de ahora- y con el grupo dándolo todo. Pero también me acuerdo de aquel estribillo de ‘Copacabana’ a Capella del público que llenábamos la Fonteta en uno de esos momentos en los que los músicos salen del escenario haciéndonos creer que el espectáculo se ha acabado.
En definitiva, Izal es especial porque los he visto crecer, pero creo que también lo son porque he crecido con ellos.
Y qué manera de perder las formas. Y qué forma de perder las maneras.
Siloé es la última de mis recomendaciones y los últimos en llegar a mi playlist.
No recuerdo muy bien como acabé escuchando ‘Levita y ven’, uno de los temas de ‘Metrópolis’ (2020), su último álbum. Pero sí que me acuerdo que me puse a mover la cabeza como una loca. Me gustó mucho lo que escuché y me quedé.
Cuando descubro un grupo tengo la manía de escuchar sus discos en riguroso orden cronológico para ver cómo ha evolucionado su sonido desde el principio hasta ahora, y con Siloé la sorpresa fue mayúscula.
Aunque es cierto que ‘La Verdad’ (2015) es mi disco favorito del alter ego de Fito Robles -precursor, compositor y vocalista del grupo-, el recorrido hasta llegar a ‘Metrópolis’ es muy interesante por el cambio de tercio sonoro que han experimentado. Los dos primeros álbumes, el ya mencionado y ‘La Luz’ (2018) son de corte más acústico, con especial atención a la guitarra y a la letra, casi obra de cantautor. Mientras que el último ofrece unos ritmos más «cañeros» y electrónicos, seguramente gracias a la entrada de Xavi Road, la otra mitad de Siloé. Personalmente me quedo con esa primera parte, pero no le hago ascos a esos temas más bailables y menos trascendentales. Con más «cacharros», y con un nuevo aire que para mí, es descubrimiento obligado.
Aunque todavía no he tenido el gusto de escucharlos en directo, el grupo ya empieza a emerger en los festivales más importantes de la escena, y su público coincide en que apenas hay diferencia entre lo grabado y lo que se vive en vivo, salvando las distancias del ambiente, pero lo que deja en muy buen lugar al alarde vocal de Fito y su tono tan especial.
Hace unas semanas concluyeron un crowfounding que les permitirá producir una nueva versión de ‘Metrópolis’ en formato duetos y del que ya hemos podido escuchar un primer adelanto con la intervención de Conchita en ‘Julieta’. Estaré muy atenta al futuro de Siloé, y sus canciones, que como decía, ya se han convertido en imprescindibles.
Otra vez tus ganas de encoger, otra vez tu ropa en la pared, otra vez has vuelto a creer, otra vez tú quieres el poder.
Me he dejado fuera de la lista, muchos grupos en el tintero más que reconocidos como Vetusta Morla, Lori Meyers o Supersubmarina que también forman parte de mí. Otros descubrimientos recientes como Tu Otra Bonita, Veintiuno o Ginebras.
Sí, soy consciente de que faltan representantes femeninas, algo de música en inglés, y rock del bueno que también escucho con frecuencia, pero como en A2VOCES no paramos, sigue muy atento/a a próximos artículos que lo mejor siempre está por llegar.