Desde que el mundo es mundo existe el eterno debate sobre si la realidad supera a la ficción.
Yo nunca he sabido responder a esa pregunta, aunque reconozco que soy bastante más fan de los géneros realistas -si es que esto existe- que de la ciencia ficción.
Durante los meses de confinamiento y fruto de las buenas críticas, me acerqué a ‘Years & Years’, una miniserie británica dirigida por Russell T. Davies, y disponible en HBO España con una única temporada de seis capítulos. Y de nuevo me volví a plantear la dichosa pregunta de la realidad y la ficción.
La serie narra la historia de la familia Lyon a lo largo de quince años que parten desde 2019, y llegan hasta más o menos el año 2034. Desde los primeros minutos, la trama te adentra en la vida de unos personajes tan dispares como curiosos cuya vaga y superficial definición sería esta: la hermana mayor salvadora del mundo, el típico padre de familia idílica con una vida cómoda, el hermano homosexual y comprometido, y la hermana impedida para la que no hay barreras. Todos ellos capitaneados por una abuela con un carisma particular y que aunque vive sola, está muy presente en el día a día de sus cuatro nietos y respectivos bisnietos.
Respecto a estos últimos, hay que destacar a Bethany, una adolescente que se esconde en ridículos filtros de snapchat, pero que resulta ser todo un descubrimiento como personaje a lo largo de la serie.
En una trama paralela encontramos a Viviane Rook, una polémica candidata a Primera Ministra que parece sacada de una relación furtiva entre los mismísimos Donald Trump y Boris Johnson, y que representa la viva imagen de una neofascista del siglo XXI, que por desgracia para nosotros, no nos sorprende a pesar de la dureza y crueldad de su mensaje, tan presente en la nueva política de los últimos años.
Pero entonces, ¿de qué va ‘Years & Years’? Pues precisamente de la relación de esta familia con temas que están de notable actualidad como la convivencia de los humanos con la tecnología -con tintes que a veces nos recuerdan a ‘Black Mirror’, serie de Netflix que plantea relatos distópicos y analizan como afecta la tecnología al ser humano- y los elementos que nos están abocando a una especie de “fin del mundo” que nos pisa los talones.
Tranquilos, no soy ninguna profeta ni creo de verdad que el fin del mundo esté cerca, pero estaréis de acuerdo conmigo que entre la reciente pandemia causada por el maldito Covid-19, el cambio climático, la crisis migratoria, las guerras y conflictos, o la esquizofrenia colectiva en la que vivimos, el mundo se está volviendo un lugar más convulso que tierno. Aunque como en la serie, siempre nos quedará una butaca reservada para la risa.
Esta perla de la BBC no se ha ganado el favor del público por arte de magia, sino más bien por la inevitable identificación del espectador con las historias que aborda la trama aunque a veces duela. No voy a entrar a desgranar la serie con detalle, ya que espero que después de leer este post, vayas direct@ a tu TV y empieces a disfrutar de esta maravilla tan bien contada. Pero sí que me parece relevante mencionar los que para mí, son los dos elementos clave ‘Years & Years’, y que en la actualidad, es imposible que pasen desapercibidos para cualquiera de nosotros: tecnología y política.
Siempre he pensado que la tecnología tiene un arma de doble filo. Es capaz de sacar lo mejor y lo peor de los humanos, y esta es una realidad que se ve constantemente en la serie.
Si nos paramos a pensar, es genial poder estar conectados a todas horas con la gente que nos importa a través de la pantalla, o pidiéndole a Siri que nos ayude -en ‘Years & Years’ se llama Signor y es un asistente virtual que ya forma parte de la familia-, mantenernos informados sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, consumir todo tipo de contenido que nos hace más cultos o nos entretiene, y un largo etcétera.
Sin embargo, la tecnología se ha convertido en una prioridad de nuestro día a día que en ocasiones viene acompañada por sentimientos tóxicos como la envidia, la facilidad de juzgar al que tenemos al lado a golpe de click y en casos extremos -y no tan extremos-, el odio.
¿Somos sus esclavos? ¿Estamos abocados a una dictadura en la que lo único que importa son los likes y las visitas? ¿De verdad somos carne de challenge y nos estamos volviendo locos con los vídeos de gatos? Necesitaría varios tés para contestar a estas preguntas, pero lo que es evidente, es que la tecnología se convierte en una pieza irremplazable para entender muchos de los actos de los personajes de ‘Years & Years’ que vas a tener que ir descubriendo. Por ejemplo, ¿te has planteado alguna vez ser transhumano? Si no tienes ni idea de qué responder, ponte a ver la serie y después me lo cuentas.
Hablar de política en ‘Years & Years’, es hablar del personaje que interpreta Emma Thompson.
El discurso de esta candidata a Primera Ministra en el contexto post Brexit de la serie, lo podemos escuchar hoy en día en cualquier canal de casi cualquier país del mundo, aunque he de reconocer que Vivianne Rook tiene más gracia que nuestros políticos de primera línea.
Al final, es una mujer sin pelos en la lengua que representa las miserias de un patriotismo llevado al extremo, a través de políticas de dudosa reputación, que muestran las flaquezas de un sistema que emplea el discurso del odio -otra vez el maldito odio- como vehículo para lograr una sociedad conformista, venida al mundo a luchar contra los obstáculos que Dios le ha puesto en el camino a través de desastres nucleares, quiebra de bancos, guerras raciales, catástrofes naturales y las consecuencias que todo eso conlleva.
La verdad es que soy de las que piensa que hay cierto sentimiento de “apalancamiento” en esta sociedad que hemos creado por muchas razones. De ahí a que me haya sentido totalmente identificada con el monólogo de Muriel, la abuela en cuestión, interpretado por una magistral Anne Reid y que para mí, es el momentazo cumbre de la serie:
“Es todo vuestra culpa. Los bancos, el gobierno, la recesión, América, Mrs Rook, cada una de las cosas que van mal son vuestra culpa”.
En definitiva, espero que después de leer estas líneas vayas direct@ a HBO y disfrutes de esta pequeña joya en forma de miniserie, porque además de tener un toque humorístico que buena falta hace en los tiempos que corren, es una de esas ficciones de patada suave en el estómago que hará que te replantees, aunque sea un poquito, tu existencia y la de los que están a tu lado.