‘Trece’ de Sidecars

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Hace unas horas me sorprendía a mi misma sacando a colación mis limitadas dotes de community manager por las stories de nuestro Instagram, mostrando la maravilla de edición física que se han sacado de la manga los Sidecars con su recién presentado álbum Trece, que, supone la vuelta de la banda después de Ruido de Fondo (2020) y de estos tiempos pandémicos que cada uno sobrelleva como puede.

Digo lo de la edición física porque mientras grababa el clip efímero y preciso de postureo para redes, pensaba en lo afortunados que somos de tener en España grupos como el que forman Juancho, Gerbass y Ruly, que a pesar de las infinitas campañas digitales, de promoción, de entrevistas y de toda la exquisita parafenarlia que imagino que debe ser sacar un disco, todavía guardan tiempo para currarse una edición en físico con ilustraciones de Adolfo Serra y regalarnos parte de su arte en un formato que, aunque se empeñen en matar, está más vivo que nunca. Como el viejo rock.

Seguro que piensas que, como de costumbre, me estoy liando entre tantas palabras, pero es que no podía abordar estas líneas de otra forma porque para mí, este nuevo disco de Sidecars es el álbum de los detalles. Trece es un pequeño cofre con 11 fantásticas canciones que construyen un relato conceptual sobre la superstición, el amor, los temporales emocionales y la locura en todas sus facetas. No me parece que sea un álbum que quiera contarnos una historia dividida por capítulos (como si me lo parecía el magnífico Ruido de Fondo) sino más bien es una apuesta musical que saca a relucir todo lo que Sidecars hace bien, y que sin duda, muestra una evolución respecto a anteriores discos sin perder la esencia de lo que les ha traído hasta aquí. Juancho y compañía saben qué contar y cómo contarlo, sin necesidad de explorar universos musicales imposibles ni adentrarse en jardines para los que no han sido llamados. En Trece, Sidecars se mantienen implacables detrás de sus guitarras, sus ritmos pop-rock-vintage versátiles y su verdad compositiva.

‘Trece’ es un pequeño cofre con 11 fantásticas canciones que construyen un relato sobre la superstición, el amor, los temporales emocionales y la locura en todas sus facetas.

El pasaje del terror es el primer corte del disco y un tema que representa a la perfección el sentimiento de frustración y desasosiego general que vivimos como sociedad. Se notan las influencias negativas de la pandemia en la forma de concebir una canción que aprovecha el privilegio de abrir un disco que va a más conforme pasan los minutos, y que vive su éxtasis total con el Monstruo Final (pista 10) retomando la temática apocalíptica (y pandémica, one more time) para conmemorar las luces y sombras de esta vida loca que vivimos desde el rock puro. De hecho, este Monstruo Final me resulta una de las mejores propuestas de Trece, precisamente por el ejercicio de retrospección musical que supone con un tema que perfectamente podría haber formado parte de su segundo álbum Cremalleras (2010).

Por otro lado y con 180 grados, degustamos una pieza made in Sidecars con esa cadencia única que aporta la voz de Juancho cuando se combina con el trabajo instrumental de sus compañeros, similar a otras perlas presentes en la discografía, recordándonos la fórmula de su éxito: sencillez ante todo.

Siguiendo así el paseo por Trece llegamos a Caballos Salvajes, una de las baladas más exquisitas del disco -con permiso de Trece-, y sin duda, uno de mis cortes favoritos. Además de una letra preciosa y sentida, podemos disfrutar de un fondo musical con tintes orquestales que rompen en la segunda parte del estribillo y se entremezclan con el sonido propio del grupo, ofreciéndonos una canción tan coral como el álbum del que forma parte.

En Modo Avión y Precipicios decae el ritmo pero no la calidad. Estamos ante dos piezas en las que predomina la pausa y la delicadeza. Un par de temas que destacan por su elegancia y mimo en letra y música. Precipcios se erige como uno de los momentos más emocionantes de los conciertos que la banda iniciará próximamente, y uno de esos altos en el camino en los que el público hará los coros para formar una comunión única con su banda favorita.

En ‘Trece’, Sidecars se mantienen implacables detrás de sus guitarras, sus ritmos pop-rock-vintage versátiles y su verdad compositiva. 

Pasada la primera mitad del disco y en séptimo lugar descubrimos al gran cañón de Trece, el tema por excelencia y la energía hecha música. Ruido en la calle es Ruly aporreando la batería con un gusto tremendo y la intervención del resto de miembros de la banda que suelen estar presentes en los conciertos. El instrumental de este tema es para disfrutarlo en compañía y saltarlo hasta que te duelan los pies. Un rock más vintage que, de nuevo, recoge todo el espíritu ‘sidecariano’ para transformarlo en temazo. Maravilloso.

Trece, además de dar nombre al álbum, es la canción más arriesgada de las once pistas. Construye un relato magnífico sobre la superstición en un conjunto musical más cercano a otros estilos que me recuerdan a jazz, bolero o blues y que está pensado para disfrutar a lo grande. Es seguramente el tema más alejado de lo que Sidecars propone en sus discos, pero es precisamente por eso por lo que funciona tan bien entre el resto de cortes. Sabe un poco a hielo y mucho a bar, de ahí a que sea una canción deliciosa. Se va cerrando el telón con Filomena y Volando en círculos, con dos propuestas que no se parecen entre ellas y que funcionan perfectamente. La primera es una canción oscura en lo narrativo y misteriosa en lo musical; la segunda, una suerte de final repleto de cambios de ritmo que suben y bajan para mantenernos alerta y echando al cierre al que seguramente sea el disco más completo de la banda madrileña.

Juancho y compañía saben qué contar y cómo contarlo, sin necesidad de explorar universos musicales imposibles ni adentrarse en jardines para los que no han sido llamados.

‘Trece’ es el nuevo disco de Sidecars.

Ahora y con el álbum en la calle, Sidecars empieza una gira que hará parada en distintas ciudades de España y que por primera vez, sonará en el todopoderoso Wizink Center de Madrid. Por mi parte y como te conté en su día con mi humilde crónica del concierto en El Palau de Les Arts de València, no puedo estar más ansiosa por reencontrarme con la banda que nos despertó durante un rato de una pesadilla llamada Covid-19 y que nos volvió a sentar en la primera fila de la mejor música. Un concierto que recordaré siempre por lo que supuso en su momento, y por ser el mejor precedente del próximo 20 de enero de 2023, en el que nos reencontraremos con Sidecars en la sala Repvblicca para celebrar la vida de la persona más importante de la mía.

Trece está disponible en todas las plataformas digitales y puntos de venta habituales.

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