Pixar sigue “haciendo de las suyas” en el mejor de los sentidos y vuelve a conquistarnos con una película que tiene comedia, aventura, drama, música y mucha reflexión.
La factoría de animación da el golpe con Soul, una deliciosa cinta que a pesar de estar catalogada para público infantil, y estrenarse en la plataforma Disney + sin pasar por las salas de cine, tiene mucho que enseñar al equipo adulto de la familia. Ojo, también a los más pequeños, aunque con toda seguridad a ciertas edades no sepan entender el mensaje que quiere transmitir Pete Docter con su nueva propuesta.
Soul narra la vida de Joe Gardner, un músico de jazz que espera la oportunidad de subir a un escenario para hacer lo que mejor sabe: tocar el piano. Cuando está a punto de hacerlo, un acontecimiento cambiará su rumbo para siempre. El viaje al más allá, la búsqueda del interior y una pequeña alma infantil, pondrán patas arriba la vida del músico.
Hay para mí varios factores que meten a Soul directamente en el ranking de las mejores películas de Pixar, o al menos de las más recientes. Es una película de contrastes como pocas.
A nivel narrativo, la animación convive y diferencia de forma magistral los dos “mundos” en los que se desarrolla la película. El de la tierra, con un tipo de dibujo moderno, tan humano y colorido como podíamos ver en Coco o Up, y muy bien contextualizado en el Nueva York más actual; frente al trazo más básico con colores primarios que protagonizan las secuencias del más allá y nos recuerdan a algunos fragmentos de Del Revés, película dirigida por el propio Docter.
Los personajes se mueven como pez en el agua a pesar del existencialismo que propone el guion. Hay mucha ternura en las conversaciones entre Joe y su pequeña nueva amiga, así como un buen ejemplo de lo influyente e importante que puede llegar a ser tener un referente adulto, cuando te encuentras en pleno proceso de crecimiento físico y personal.
También ayuda la banda sonora original de Trent Reznor y Atticus Ross, que vuelve a enlazar las dos caras de la película con los ritmos jazzeros obra de Jonathan Batiste y clásicos de la parte terrestre; con unas composiciones más suaves, atmosféricas y relajadas del universo del más allá con la electrónica como base.
Hay para mí varios factores que meten a Soul directamente en el ranking de las mejores películas de Pixar, o al menos de las más recientes. Es una película de contrastes como pocas.
Pocas veces suelo leer las sinopsis de las películas de Pixar porque salvo excepciones contadas, siempre dejo que me sorprendan. Con Soul precisamente me ha pasado esto. Solo con el tráiler y la premisa, me picó el gusanillo y lo que yo pensaba que era una historia de superación relacionada con la música, se ha convertido en el lugar feliz al que acudir cuando tienes esa sensación de que la vida te pesa.
Exprimir, sentir, valorar, vivir. Soul, entre colores y jazz habla de todo eso. Esta película es una oportunidad para reflexionar sobre nuestros miedos e inseguridades, y muy pertinente para ver en estos días que con la llegada del nuevo año, podemos considerar si valen la pena esas listas de propósitos y objetivos absurdos, o si es mejor disfrutar del camino que se recorre para conseguirlos.
Soul habla de la «chispa», esa que aunque pienses que la tienes, va mucho más allá del éxito laboral, de tener un millón de amigos, o de ser rico. Joe Gardner cumple su sueño pero se da cuenta de que no es feliz, porque esa “chispa” la llevamos tan dentro que, con todos los estímulos diarios a los que estamos sometidos y la autoexigencia a la que estamos atados, no siempre es capaz de bullir.
Así que en nuestra mano está conformarnos con la “chispa” o convertirnos en el refresco más burbujeante de la tierra. De momento, te animo a ver Soul y después me lo cuentas.
Exprimir, sentir, valorar, vivir. Soul, entre colores y jazz habla de todo eso.