Ni Juego de Tronos, ni Euphoria. Tampoco The Wire. Ni siquiera Los Soprano. Succession es la mejor serie de HBO y en este post te voy a explicar porqué.
Vaya por delante que mi opinión no pretende desmerecer la calidad de los títulos mencionados, pero dado que la esperadísima tercera temporada de Succession marca su fecha de estreno el próximo 18 de octubre en HBO España, me parece el momento perfecto para reivindicar la que para mí, es una serie redonda.
Si todavía no sabes de que va la cosa, te animo a que cuando acabes de leer el artículo vayas directo a tu pantalla de confianza y empieces a disfrutar de las «aventuras» que los Roy tienen preparadas, pero abróchate el cinturón porque ya te aviso de que a esta familia no le achantan ni las curvas más cerradas.
Succesion se sumerge en el universo de una poderosa compañía de medios estadounidense controlada por el patriarca de la familia Logan Roy (Brian Cox), y en la que sus cuatro hijos forman parte de un pastel repartido en porciones a través de temas como el poder y la política como ejes principales, y otros problemas como las drogas o los abusos sexuales, bajo el seno de una familia en la que la armonía brilla por su ausencia.
Lo que en los inicios parece un camino de rosas para el afortunado y casi sucesor designado por su padre Kendall (Jeremy Strong), se complica desde los primeros capítulos y se revuelve hasta el punto de que nada de lo que sucede parece querer anticiparnos quién será el próximo en esa línea sucesoria cuando Logan pase a mejor vida, o sus queridos hijos lo hundan por completo en la miseria. Hay algo de inquina en mi sopa y unos personajes icónicos que todavía tienen mucho que decir en esta historia.
Si Kendall es aparentemente el hijo modelo repleto de sombras, sus tres hermanos no se quedan atrás. La niña bonita y empoderada se llama Shiv (Sarah Snook) y nos regala un personaje delicioso repleto de matices y aristas que vamos descubriendo conforme se desarrolla la trama. Para mí es la mejor. No solo porque es la protagonista femenina en un mundo de hombres, sino porque ha sido capaz de construir un relato sobre el exceso de poder y el todo vale, que a veces se ve obligado a mostrar pequeños destellos de fragilidad, por eso es tan apetecible a nivel narrativo. Tenemos también a la oveja negra de la familia y bala perdida Roman (Kieran Culkin) que vive pasado de vueltas y es adicto al sexo y al dinero, pero que sin embargo, sorprende con un personaje que desde la oscuridad arroja luz y frescura a la trama, con mucho sentido del humor sin perder el foco de lo que hemos venido hacer aquí que es triunfar a cualquier precio. Por último y como contrapunto de todos sus hermanos, nos encontramos ante Connor (Alan Rock), el mayor de los Roy que se mantiene al margen de la pugna empresarial pero que es capaz de inventarse la suya propia desde la imaginación y la rareza.
No faltan unos secundarios a mi juicio exquisitos, encabezados por Tom (Matthew MacFadyen) y el primo Greg (Nicholas Braun), que forman una pareja al más puro estilo Starky & Hutch pero en un ambiente de negocios y traiciones. Son un diez que se convierten en un quince conforme se suceden los capítulos y que estoy segura, van a darnos grandes momentos en esta tercera temporada que está a punto de llegar.
Bien, ya tenemos entonces una de las razones por las que Succesion es la mejor serie de HBO, los personajes, así que sigamos con el alegato. Si bien el argumento que plantea se podría quedar en la superficie y mostrarnos una familia que se pelea por el poder sin más, la serie va más allá y nos regala un retrato perfecto de lo que se mueve en las grandes corporaciones de medios y en el control que ejerce la política sobre ellos, especialmente en un contexto como el estadounidense en el que la ideología está tan dividida. Succesion interviene de forma magistral proponiendo una trama súper interesante en la que se aportan todos los puntos de vista políticos y sociales que marcan el puso americano pero con un tono irónico y satírico que añade humor al drama y nos da un respiro entre tanto cuchillo.
La fuerza visual y el derroche técnico de la serie empieza en los espectaculares escenarios como grandes castillos, pisos de ensueño o yates increíbles, en los que los Roy campan a sus anchas que encajan a la perfección con el propósito argumental. La dirección de fotografía por su parte, no baja la guardia en ningún capítulo apostando por un tipo de iluminación cálida y con escenas propias del mejor cine. Un disfrute visual.
Dice la crítica que es la sucesora de Juego de Tronos por la gran cantidad de galardones que ha cosechado desde su estreno, brillando en 2020 con el Emmy a mejor serie dramática y la oportunidad de HBO para volver a hacer historia. Y lo cierto es que razones no le faltan, porque si por algo merece la pena acercarnos a los Roy y su séquito, es para ser testigos directos de como las series se han convertido en un arte en la que Succession ya es la reina.