Nos pasamos la vida pensando que vamos a morir. Esto es una verdad como un templo. No me creo que no lo hayas hecho. En algún momento de nuestra existencia se nos llena la cabeza de preguntas sin respuesta tan retorcidas como quién vendría a nuestro funeral, cómo de hechos polvo se quedarían nuestros seres queridos o en qué punto seguiría la vida sin nosotros. A todos nos ha pasado. Pero por contra, también nos tiramos casi todo nuestro tiempo reflexionando sobre lo opuesto, y sobre todas esas cosas que queremos hacer antes de morir. Nos come la prisa. Nos engulle la vida. Y precisamente de todo esto habla la película que voy analizar durante las siguientes líneas.

Coses a fer abans de morir (Cosas que hacer antes de morir) se puede ver en Filmin, y es la ópera prima con acento valenciano de Cristina Fernández Pintado, que a su vez es una de las protagonistas de la película, y del director de fotografía Miguel Llorens, en un relato sobre la amistad y el duelo, pero desde un punto de vista a mi juicio luminoso y tan necesario cuando nos enfrentamos a la pérdida de un amigo.

Nos tiramos casi todo nuestro tiempo reflexionando sobre lo opuesto, y sobre todas esas cosas que queremos hacer antes de morir.

Sam, interpretado por Sergio Caballero está a punto de morir por enfermedad, pero su último deseo es que todos sus amigos anoten en un papel esas cosas que desean hacer y nunca se han atrevido. La idea es que cuando él ya no esté, ellos consuman sus deseos en un fin de semana y después sigan con sus vidas. El grupo de amigos en cuestión está formado por la propia Cristina Fernández Pintado, Oriol Tarrasón, Manuel Maestro, Vanessa Cano, Mireia Pérez, y Àngel Fígols, cuyos personajes se emplean a fondo para cumplir con la promesa a Sam y de paso, hacernos partícipes de sus relaciones y una complicidad de la que van sobrados.

Si bien Coses a fer abans de morir podría ser perfectamente una obra de teatro con un elenco coral que funcionara a las mil maravillas sobre el escenario, se agradece la apuesta de los directores por llevarla a la pantalla, y poner en valor la luz del octavo personaje que no es otro que nuestra València bonita. Qué orgullo ver cómo Marcos, Robert, Isa y compañía corren por las calles del Carmen, bailan en el Loco Club y se quieren desde una terraza del Cabanyal. Es chulo identificar espacios y lugares que tú pisas cada día y como no, reivindicar todo lo que puede aportar nuestra terreta al cine, no solo en el apartado visual sino también en el interpretativo, con esas caras reconocidas que pisan fuerte las tablas de los teatros valencianos y reivindican nuestro acento en la cultura audiovisual. Especialmente bien están Vanessa Cano y Mireia Pérez que junto a Cristina, llevan buena parte del peso de la película. Women power.

Técnicamente es una película filmada con muy buen gusto, que se deja ver sobre todo en los planos cortos que nos acercan a la intimidad de los personajes, perfectos en expresión, sobre todo el de Sergio Caballero por su complejidad, y una estética que viaja hacia un tipo de imagen que no por estar vista en el cine actual, resulta menos bonita, apostando por la claridad y la limpieza de los exteriores, la escasa profundidad de campo en escenas nocturnas, o el uso de los flashbacks que se integran de manera natural en el metraje.

Coses a fer abans de morir podría ser perfectamente una obra de teatro con un elenco coral que funcionara a las mil maravillas sobre el escenario, se agradece la apuesta de los directores por llevarla a la pantalla.

‘Coses a fer abans de morir’, un tesoro con acento valenciano.

Una de las cosas que más nos espanta como espectadores y por ende como personas, es ver como se rompen ciertos cánones según la edad que tengamos. Puede parecernos normal y hasta exótico ver en pantalla a un grupo de chavales de veinte años descubrir las drogas, pero la mera idea de que un grupo de amigos de cuarenta y largos lo hagan nos resulta inmaduro, adolescente y ridículo. Así que lo que esta película pretende, es romper con todas esas imposiciones sociales y mostrarnos que hay vida más allá de los treinta y que la amistad se puede vivir igual o más intensamente.

Coses a fer abans de morir no plantea una trama llena de conflictos emocionales imposibles, sino más bien algo más de andar por casa en el mejor de los sentidos. Podrían haber optado por caer en el lamento y el drama de lo que supone perder a un amigo cercano, pero sin embargo, la película nos deja entrever fórmulas de cómo la vida se abre paso y sigue corriendo a pesar de todo. No se puede dejar de sentir, ni de beber, ni de follar, aunque estemos de mierda hasta el cuello. Tampoco es fácil olvidar, y es que al final, nadie nos prepara para hacerlo.

Es cierto que esta película no ha inventado una fórmula mágica y que su argumento puede recordar a otros títulos recientes como Litus, Les distàncies e incluso Perfectos Desconocidos, pero lo que no se le puede negar es que cumple con su cometido, que no es otro que poner en valor la naturalidad y la importancia de la amistad cuando las cosas se tuercen. Por ponerle una pega, me hubiera encantado que explotaran más y mejor el personaje de Oriol Tarrasón que aquí rompe por completo con sus recientes Abel de Amar Es Para Siempre, o Daniel de El Nudo, demostrando su versatilidad como actor. El Dios al que yo le rezo sí es, que dirían los de la generación Z.

En definitiva, Coses a fer abans de morir me ha parecido entretenida, divertida y llena de luz. ¿Qué más se puede pedir? Quizás podemos empezar por que el cine siga abrazando las relaciones humanas que tanto nos acomplejan, y los efectos especiales dejen de interponerse entre nosotros y nuestras emociones, que últimamente andamos un poco huérfanos de ellas.

Una trama llena de conflictos emocionales imposibles, sino más bien algo más de andar por casa en el mejor de los sentidos.

Cristina López Pintado y Miguel Llorens dirigen ‘Coses a fer abans de morir’.