‘Los Bridgerton’: ¿Duquesa o Vizcondesa?

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Estáis a punto de leer el post más frívolo que he escrito nunca y me vais a perdonar, pero creo que “la trama” lo merece. La respuesta a la pregunta que os hago en el titulo la tenía clara al terminar la primera temporada de esta serie, pero, ahora que he visto la segunda, tengo muchas dudas. Os cuento lo que me ocurre y os hablo del este éxito de época inglés. 

En la primera temporada conocemos a Daphe Bridgerton y al Duque de Hastings, dos potentes personajes que son pura dinamita y entre los que estalla la química desde el primer minuto. Los Bridgerton comienza en 1813 en Londres con, como ya os he dicho, Daphne Bridgerton, Phoebe Dynevor, como protagonista. La hija mayor de la poderosa familia Bridgerton, en su debut en el competitivo mercado matrimonial de la regencia londinense, es la primera casadera de la familia. Con el ánimo de seguir los pasos de sus padres y encontrar el verdadero amor, las perspectivas de Daphne parecen inicialmente esperanzadoras. Pero todo empieza a desmoronarse cuando sale a la luz un diario repleto de escándalos sobre la alta sociedad escrito por la misteriosa y sorprendente Lady Whistledown, mi personaje favorito junto a Eloise, una de las hermanas de Daphne, que lanza calumnias sobre esta última. 

En la primera temporada conocemos a Daphe Bridgerton y al Duque de Hastings, dos potentes personajes que son pura dinamita y entre los que estalla la química desde el primer minuto.

La entrada en escena del rebelde Duque de Hastings, Regé-Jean Page, el soltero más deseado (y no me extraña) de la temporada, supone una válvula de escape para ambos, cuando deciden aliarse en una creciente batalla de ingenio para eludir las expectativas sociales sobre su futuro. ¿Pantomima para quedar bien delante de la reina? ¿Qué al final esa pantomima resulta cierta? Descubridlo vosotros solos. Hacedme caso, os va a enganchar, os lo digo yo, que quise ser duquesa desde que vi por primera vez en escena al señor Duque.

Vamos ahora a la segunda temporada. Para mí y lo siento por aquellos que no estéis de acuerdo, su historia, es mucho mejor que la de la trama de la primera. Ay la segunda temporada, ay el Vizconde. Esta temporada supone la garantización de la continuidad de la adaptación de la saga literaria de Julia Quinn titulada Bridgerton, y por tanto, un paso firme para asegurar que este universo ficcional tendrá una extensión en el tiempo. Ahora estamos ante la versión seriéfila del segundo volumen: El vizconde que me amó. Allá voy. 

Aunque no lo creáis, soy una persona muy romántica, y, la historia de amor que plantea esta segunda parte me ha atrapado mucho más que la anterior temporada: primero, porque se ha basado mucho más en el amor que en las escenas sexuales, y segunda, porque me he visto identificada con el personaje de Kate Sharma, una belleza llamada Simone Ashley, a la que conocí en Sex Education. La atención de la nueva temporada de cortejos se desplaza al hermano de Daphne, Anthony, el atractivísimo Jonathan Bailey, el primogénito de los Bridgerton, obsesionado con honrar a su familia contrayendo nupcias con una mujer ideal que sea la esposa de sus sueños, a pesar de que no medie amor entre ellos. Cuando ya parece imposible que vaya a aparecer en escena una candidata acorde a sus inalcanzables expectativas, Anthony conoce a las hermanas Edwina y Kate Sharma, que se presentan en sociedad bajo la protección de Lady Danbury, la mujer más influyente de la época, incluso más que la reina.

La historia de amor que plantea esta segunda parte me ha atrapado mucho más que la anterior temporada.

La primera cautiva la atención de la reina y se convierte por tanto en el blanco de las miradas de Anthony, pero tendrá que pasar el filtro de su exigente hermana, algo complicado dada su fama de libertino. Ese tira y afloja entre Kate y Anthony hacen que te quedes con las ganas de ver y saber más en cuanto acaba el capítulo. Ese «sí, pero no» es un juego que te deja con la intriga. Entre tanto, como ya es de imaginar, en Los Bridgerton 2 no faltan los pomposos decorados, los salones recargados, las fiestas galantes y muchos, muchos colorines.

Esta serie es una chuchería. Te engancha por todo. Sus escenarios, su época, sus diálogos, sus personajes, las interpretaciones de ellos, así como su belleza, porque a ver quién de todos es más atractivo, su sensualidad y su romanticismo. Fantasía de época que se convierte en una joya de la historia de lo romántico. Creo, que he decidido, que quiero ser vincondesa. 

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