¿Todavía es impopular decir que no he visto ni un solo minuto de Juego de Tronos o el fenómeno ya ha prescrito? ¿Queda fatal si digo que no tengo la menor idea sobre ciencia ficción ni de las pelis más míticas del género porque no me interesa nada? ¿Soy un bicho raro, Doctor? Sea cual sea la respuesta que estás pensando y lejos de querer parecer una malvada detractora del audiovisual de masas, va y resulta que me he papado The Last Of Us enterita; y aunque tengo que reconocer que he pegado alguna cabezada -para sorpresa de nadie y para la desgracia de mi novio que me tiene que aguantar divagando en el sofá-, mi veredicto es que es una gran serie a pesar de los zombies -pocos- y el exceso de épica -igual mucha-, porque al final el universo que han creado Craig Mazin y Neil Druckman me ha convencido con creces sin ser yo nada de eso.
En primer lugar y aunque a estas alturas ya lo debes saber, hay que recalcar que The Last Of Us es la adaptación audiovisual del videojuego homónimo de Naughty Dog. En un resumen rápido de su sinopsis, la serie narra la destrucción de la civilización causada por un hongo «chunguísimo» que se llama cordyceps, y que por lo que sea, hace suyo el cuerpo de los humanos y los destruye hasta la muerte. Entre todo este jaleo, Joel, al que da vida la súper estrella Pedro Pascal, se tiene que hacer cargo de ayudar a Ellie, interpretada por una Bella Ramsey impecable, y juntos cruzarse el país para sobrevivir. Así que partiendo de la base de que por supuesto no tenía ningún interés en acercarme a ella, debo reconocer que The Last Of Us es mucho más que una adaptación del mundo virtual, pues se ha convertido en toda una historia vital sustentada por una narrativa que funciona, no tanto por revolucionar el género, que no lo hace, sino por mostrar la parte más humana de un universo muy lejano al de espectadores que como yo, estamos totalmente fuera de él.
‘The Last Of Us’ es mucho más que una adaptación del mundo virtual, pues se ha convertido en toda una historia vital sustentada por una narrativa que funciona.
Según mis fuentes -compañeros de trabajo que sus horas se han pasado jugando al juego- y sin entrar mucho en detalle, la serie es una adaptación fiel tanto en trama como en escenarios, lo que ya indica que el presupuesto invertido y el trabajo de campo realizado ha valido la pena. Pero con independencia de la espectacularidad visual, la cual trataré unas líneas más abajo, lo mejor de The Last Of Us es su capacidad para hacerte preguntas que no siempre tienen la respuesta que imaginas.
Visualízate en un escenario de apocalipsis zombie en el que tienes que sobrevivir como sea. Salvar tu vida y la de tu compañera, la cual ha aparecido de repente después de una pérdida irreparable y a la que te han encomendado proteger sobre todas las cosas. Esto sería a a grandes rasgos el arco dramático de Joel, el «prota» de toda esta historia encarnado por un Pedro Pascal en estado de gracia. Poco hay que decir de su interpretación, solventada con tanto éxito como el que está teniendo en su carrera como actor desde que interpretara al jefe de la D.E.A en Narcos, pero con una evolución evidente respecto al personaje que plantea. Si bien Joel podría ser el típico padre salvador del mundo o el gran héroe que consigue lo que quiere, su recorrido en la serie va dejando tintes contradictorios que navegan en comportamientos extremos, y es justo eso lo que hace que funcione tan bien. Por un lado encontramos un hombre tocado y hundido por diversos motivos que tendrás que descubrir. Por otro, un humano que no deja de plantearse preguntas sobre lo que es correcto y lo que no, siempre con el único objetivo de sobrevivir. Es aquí, sobre esta tormenta de interrogantes, cuando empatizamos con el Joel más salvaje, y donde The Last Of Us muestra sus cartas y plantea su verdadero argumento, muy lejano a lo que en un principio puede parecer. La moral se abre paso entre los fuegos artificiales de los zombies para revolvernos en el sofá. Spoiler: lo consigue.
La otra cara de la moneda es la de Ellie, que, como decía antes, está encarnada por una Bella Ramsey que se pasa el juego -y nunca mejor dicho- a mil por hora. Si hay una actriz que me ha cautivado en este primer trimestre del año es sin duda ella. Sus expresiones y su manera de transmitir en pantalla lo que los creadores nos quieren contar, culminan la vertiente interpretativa de la serie a través de un personaje que a pesar de su juventud te plantea todo su conflicto interno sin tapujos ni filtros. Ellie es tan excesiva como sus caras cuando algo no le gusta, en un juego constante con la cámara. Y es que si bien se podría haber caído en el cliché de escoger al pibón de turno que acompaña al héroe, es justo reconocer que Bella Ramsey no necesita nada de eso, porque tiene una manera de atraparte muy particular a través de una personalidad arrolladora. Es para mí este personaje el que lleva parte del peso de la trama, al menos en términos puramente humanos, pues consigue convertir un género concreto con un público objetivo más concreto todavía en una historia universal. Salvando las distancias en favor de Ramsey, he experimentado algo parecido que lo que me ocurrió con Millie Boby Brown cuando vi Stranger Things por primera vez. Otro spoiler: nunca terminé de ver dicha serie.
‘The Last Of Us’ muestra sus cartas y plantea su verdadero argumento, muy lejano a lo que en un principio puede parecer. La moral se abre paso entre los fuegos artificiales de los zombies para revolvernos en el sofá.
Por ir concretando, estamos entonces ante un buen ejemplo de tándem de actores que se compenetran a la perfección y logran el cometido de hacer viajar al espectador junto a ellos, siendo lo más destacable del relato, el cual está ataviado con lo mejor de lo mejor en lo que a escenarios, efectos especiales y técnica audiovisual se refiere. Cada secuencia está perfectamente diseñada al detalle, proponiendo pequeñas historias que podrían funcionar como unidades narrativas independientes dado el poder que tiene cada ambiente. El contraste entre la luz y la oscuridad, la naturaleza y la destrucción o la enfermedad y la calma, se representa a través del montaje que varía su ritmo constantemente. De lo vertiginoso del inicio y el final, a la pausa de más o menos la mitad de la temporada, The Last Of Us se convierte en una montaña rusa de sensaciones visuales para aplaudir de pie, y que de paso, te permite reflexionar sobre lo bien que han gastado los señores de HBO Max sus dineros. A destacar, por cierto, un par de capítulos que funcionan de forma independiente, y que para mí, junto con el último, son la verdadera columna vertebral y éxtasis del guión. Por cierto, también están grabados con un gusto tremendo.
Así que como ya he hablado de mi libro, quiero concluir con varias preguntas que yo misma me voy a contestar, y que espero, te ayuden a tomar la decisión de lanzarte a los brazos de Pascal, Ramsey y compañía. ¿Es The Last Of Us una serie para todos los públicos? No, es una serie la cual disfrutas si tienes cierto interés por el audiovisual puro y te gusta descubrir nuevos universos narrativos. ¿Se puede ver sin haber jugado en tu vida al juego? Por supuesto, ¿Acaso tengo pinta de haber jugado yo a algo en mi vida que no sea a Los Sims? Pregunto. ¿Es tan innovadora y disruptiva como nos quieren hacer ver? La realidad es que no. Esta historia se ha contado muchas veces y por ponerle un pero, quizás le falten algunos elementos que conviertan su discurso en algo más trascendental de lo que a priori parece, no obstante y ya que te acercas, es justo reconocer que tiene todos los ingredientes para impactar, entretener y disfrutar viéndola.
En definitiva: ¿Se puede ver The Last Of Us sin ser tú nada de eso? Sin duda. Adiós prejuicios, hola apocalipsis. La primera temporada de la serie está completa en HBO MAX.