Si hay un adjetivo que define a Vetusta Morla como banda ese es EVOLUCIÓN.
Desde que conquistaran al público en 2008 con Un día en el mundo, el grupo madrileño no ha dejado de trabajar para sorprender a su tribu y explorar este bonito universo al que llaman música. Un universo en el que conviven seis músicos en plena forma, y que seguramente sin quererlo, han creado un género dentro del género, porque, ¿cuántas veces hemos escuchado eso de «suenan a Vetusta» cuando alguien se ha referido a otra banda de su mismo estilo? Casualidad o no, los de Tres Cantos vuelven a sorprender con Cable a tierra, un nuevo disco que cocinado a fuego lento, se desprende de Mismo sitio, distinto lugar (2017) y pone los pies literalmente sobre el terreno.
Lo primero que llama la atención de Cable a tierra es su mirada directa a la música popular y al folklore, de ahí lo del terreno y la evolución, porque aunque hay sonidos que se adivinan «vetustos», este álbum es una seña de innovación y apuesta por unos ritmos identificables que podrían sonar en cualquier parte del mundo, desde la España más coplera a la Latinoamérica más profunda.
Se abre la veda con la dupla formada por Puñada Trapera y La Virgen de la Humanidad, dos temas que nos anticipan el imaginario que seguirá el disco en las próximas ocho canciones, combinando pequeñas dosis de electrónica con latidos musicales que suenan a puro folk con instrumentos que sorprenden más allá de la buena mano de El Indio, Guille, Juanma y compañía. Con No Seré Yo nos acercamos a sonidos más oscuros y rockeros, con compases casi apocalípticos que se funden con la voz de Pucho -el auténtico y genuino Pucho, el de Vetusta-, y culminan de nuevo, con un alarde de percusión y efectos vocales recurrentes en los temas de la banda. Una de las mejores canciones de este Cable a Tierra.
El Imperio Sol y Corazón De Lava son los cortes encargados de bajar las revoluciones y mantener las pulsaciones a raya, con el estribillo repleto de luz del primero y el piano sostenido que marca el inicio del segundo, para dar la bienvenida a una segunda mitad de álbum más reivindicativa en verso y forma, con temas como La Diana y su estribillo, uno de los más épicos de su discografía:
En las portadas
Y en los telediarios
Ladrarán por tu forma de dejarte morder
Algo harías esa vez
Y en las tertulias
Y en el chat del trabajo
Hablarán de lo mal que te dejaste caer
La diana está al revésPelotas de goma, lorazepam y gasóleo
¡Abran fuego!, no me tapen los ojos
Que a tu banda favorita
Aún le queden muchos años
Y que su mejor canción aún esté por venirQue los buenos nos celebren
Que los malos lancen dardos
Y que todas mis canciones hablen bien de ti