Si a estas alturas no sabes quién es Amaia Romero te invito a que tomes asiento y no dejes de leer.
La esperada vuelta de Operación Triunfo en 2017 tras seis años de ausencia en la parrilla televisiva, nos trajo momentos para la historia, sobretodo a mi que a mucha honra, me declaro una incondicional del formato y todo lo que le rodea.
Entre todo ese cocktail de talento que salió de la primera edición de esta nueva era, llegó a nuestras vidas Amaia, una «pamplonica» muy carismática que destacó por su brillante paso en el concurso -se proclamó ganadora- con actuaciones memorables como su versión de ‘Shake it Out’ de mi adorada Florence + The Machine y que también nos dejó momentazos televisivos carne de los mejores programas de zapping. Ese mítico «pero que rollo surfero si yo soy de Pamplona», siempre estará en nuestros corazones.
Meses después de la vorágine de OT, Amaia comenzó a trabajar en su primer álbum ‘Pero no pasa nada’, publicado en 2019 y a raíz de la grabación del disco, tuvo lugar la producción de ‘Una Vuelta al Sol‘, un documental dirigido por el realizador Marc Pujolar y disponible desde el 1 de mayo en Amazon Prime Video.
El documental muestra el proceso de creación de esta ópera prima musical desde dentro, desde el punto de vista de la cantante y las personas que la acompañan en el camino: representante, productores, amigos, admiradores, etc.
Así que hace unos días con ganas de tomarme un respiro y con la necesidad de volver a acercarme a Amaia después de unos meses, decidí ver el documental y por supuesto, comentaros mis impresiones.
Tengo que decir que de inicio, me parece una carta de presentación muy interesante de la Amaia artista, sin dejar ni un solo minuto abandonada a su suerte a la Amaia persona, la que siente, la que se agobia, la que disfruta, la que ríe, la que llora, la que en definitiva, VIVE. Y es que, nos habíamos acostumbrado a la chica dulce y descuidada que conocimos en Operación Triunfo, pero todavía no nos habíamos parado a descubrir a la músico y artista madura en la que se está convirtiendo, sin dejar de lado esa chispa tan característica y tan suya.
Ahora, y con este punto de partida, os voy a numerar cuáles son para mi, las claves de ‘Una Vuelta al Sol’.
Como decía al inicio, lo que nos conquistó de Amaia fue su naturalidad y espontaneidad, en ocasiones incluso criticada por los más haters. Sin embargo a lo largo de estos años, ha demostrado que ella es así, sin aditivos, y esto está muy bien contado a lo largo de los 50 minutos que dura el documental.
En su particular ‘Vuelta al sol’, nos encontramos con una Amaia que cocina pasta con agua fría porque se le olvida hervir el agua, que se acerca a la FNAC a comprar su propio disco, que juega con su gato o que se divierte con su banda camino de su primer concierto en solitario. Es quizás una naturalidad diferente a la de OT porque no sé si por ley de vida o a la fuerza, se nota que Amaia ha crecido en muchos aspectos.
Y precisamente a través de esa naturalidad, también sufre en momentos complicados cuando no se ve capaz de interpretar una pieza de piano delante de su profesora del conservatorio, o de decirle a sus músicos que no está conforme con algún arreglo de una canción. Al final era verdad que Amaia no es un extraterrestre, aunque nos empeñemos en creerlo.
Para mi la fragilidad es el ingrediente clave de la imagen que proyecta el documental y que como espectadores, nos permite empatizar con ella.
Hay una parte muy concreta, en la que vemos como está presentando el disco en una especie de evento exclusivo, y durante la reproducción del mismo hay fallos técnicos ajenos a ella. Aquí somos testigos de una Amaia enfadada por una situación que se le escapa y no puede controlar, algo que se aleja mucho de lo que veíamos en la academia, con ese punto de despreocupación que la definía.
Confieso que me gusta mucho verla en esta tesitura peleona, de persona que no se conforma, la que gestiona crisis y que quiere que las cosas le salgan bien. Se nota que ya no es la mejor de la clase y eso es lo que le hace aprender.
Para bien o para mal, Operación Triunfo es el escaparate artístico más comentado de los últimos años, y esto no me lo invento yo. Ahí están sus datos de impacto social en redes sociales, y la cantidad de pasiones que el programa levanta.
Muchos concursantes han reconocido abiertamente la necesidad de acudir a terapia tras el programa y aunque en el documental no hay ninguna referencia a esto de forma directa, sí que encontramos varias reflexiones acerca de la exposición mediática a la que Amaia está sometida desde su salida de la academia.
Artículos que analizan cada uno de los elementos de su cesta de la compra, el pelo de las axílas tratado como casi un asunto de estado, el cariño de un público con buenas intenciones que a veces agobia. Pasar de la nada al todo. Todos estos elementos hacen que se pregunte y reflexione por lo efímero de esta situación. Porque aquí la pregunta te la hago yo a ti, ¿sigues acompañándola en su carrera o no has vuelto a saber de ella después de OT?
El primer tema que pudimos escuchar de Amaia después del programa fue ‘Un nuevo lugar’, una canción que sirvió como aperitivo para hacernos una idea de por dónde irían los «tiros» musicales de su carrera.
Esta canción fue producida por Raül Refree, un productor, cantante, músico y compositor, afincado en Nueva York y responsable de dar vida musical a artistas como Rosalía o Silvia Pérez Cruz. Con estas influencias, era imposible que los caminos de Refree y Amaia no se cruzaran, así que trabajaron juntos en la forma de su primer single. A pesar de la buena sintonía, la artista consideró que el estilo del productor aunque brillante, era demasiado experimental y conceptual para un primer disco, y decidió apostar por el trabajo de Santiago Motorizado, vocalista de la banda argentina ‘Él mató a un policía motorizado’.
La «buena onda» de Amaia y Santiago es uno de los lugares felices del documental, y esto también se hace patente a través de las localizaciones en las que tuvieron lugar las grabaciones del disco entre Chile y Argentina. Dos colegas que disfrutan con su trabajo, y porque no decirlo, dan un poco de envidia. La viva imagen de que a veces «currar» también es sinónimo de diversión.
Ser cabeza de cartel de uno de los festivales más destacados de la escena indie nacional después de salir de un formato como Operación Triunfo es una faena. Y es que todavía queda un sector de fandom indie alternativo que afirma tener el paladar muy fino y lo que tienen son los oídos muy tapados.
Amaia se presentaba por primera vez ante un público muy alejado al de OT en el Warm UP 2019 de Murcia, compartiendo backstage con grupos como Vetusta Morla, Carolina Durante, Delaporte o La M.O.D.A, entre otros tantos.
Así a primera vista, parece que hable de un «pececillo» nadando en un mar bravo repleto de tiburones. Pero nada más lejos de la realidad, Amaia supera su primer concierto en solitario con nota, y experimenta un verdadero punto de inflexión que la llevará a girar por toda España con un formato muy personal. Es la fase del documental en la que podemos comprobar el antes y el después de una Amaia feliz que culmina su nuevo espectáculo en su tierra natal.
Cuando consumimos un producto audiovisual de estas características, no siempre valoramos la cantidad de trabajo que hay detrás de la cámara ya sea por lo que nos atrapa el discurso, o porque simplemente queremos centrarnos en el personaje. Sin embargo, en ‘Una Vuelta al Sol’, la calidad técnica es innegable.
Desde el inicio, la cabecera está perfectamente integrada en lo que es el universo Amaia. Pero por supuesto, esto no queda aquí, porque a lo largo de todo el metraje, encontramos una combinación de diferentes técnicas y estilos visuales muy potentes que mezclan situaciones caseras y cotidianas representadas a través de audios de WhatsApp que la propia Amaia envía a su gente, primeros planos con mucha fuerza visual, localizaciones con luz propia como Barcelona, Nueva York, Madrid o las ya mencionadas Chile y Argentina, y un homenaje tanto musical como estético a canciones de Bestia Bebé, Yung Beef y La Zowi o Templeton, influencias para Amaia que interpreta a guitarra o piano, y que se convierten en pequeños videoclips con aura propia.
Después de ver el documental es imposible no dejar de especular sobre el futuro que tendrá Amaia en la música.
Ella misma reconoce que no sería nada sin OT, pero también cree que es el momento de volar y encontrarse como artista.
De repente, esas chicas de quince años que le piden fotos y lloran de emoción al tenerla cerca, pasan a formar parte de un imaginario que no sabemos si se mantendrá en pie en un plazo de cinco años. Confiesa abiertamente que su proceso de salto a la fama ha sido tan rápido que le da pánico. Que siente cierto pudor y sensación de «estafa» con el público por no haber pasado por el «sufrimiento» de tocar para 10 personas en un bar y que nadie te mire. Pero lo que se le olvida a Amaia es que sí de verdad eres capaz de enamorar aunque sea a una sola persona, es muy difícil que esta te abandone y creo que solo por eso como músico, vale la pena seguir compartiendo tus canciones.
Para mi ha sido un dar un placer ‘Una Vuelta al Sol’ durante este ratito. Tengo la certeza de que seguiré los pasos de la niña que se convirtió en mujer después de triunfar en mi programa favorito. Y para acabar te confirmo que Amaia no es carne de redes sociales ‘Pero no pasa nada’, siempre nos quedará un reproductor de CD o Spotify y compañía para seguir disfrutando de lo que realmente importa, la música.