Gente normal o Normal people como es su título original, es la segunda novela de Sally Rooney, una joven escritora y guionista irlandesa de poco menos de treinta años que ha conseguido meterse en el bolsillo a lectores de toda una generación, gracias a la delicada historia de Marianne y Conell, los protagonistas del libro.
Antes de entrar en materia, hay que destacar que esta es la segunda obra de la escritora que en 2017 «abrió fuego» con su primer libro Conversaciones entre amigos, y que tras la publicación de Normal People un año más tarde, se consolidó en la industria literaria ganando premios como el de «Mejor novela irlandesa» en los Irish Book Awards.
Ahora, la novela sigue triunfando en las listas de ventas de Reino Unido y en librerías de todo el mundo, argumento suficiente para avalar la adaptación a la pequeña pantalla en formato miniserie y que podemos disfrutar en España a través de la plataforma Starzplay.
Reconocerse en un libro no es tan fácil como parece.
Los personajes, la historia, el tono o el ritmo, son algunos de los ingredientes imprescindibles para adentrarte de lleno en la obra que estás leyendo. Y lo cierto es que con Gente normal esta tarea es de lo más sencilla.
Marianne y Connell son compañeros de instituto pero no se cruzan palabra. Él es uno de los populares y ella, una chica solitaria que ha aprendido a mantenerse alejada del resto de la gente. Todos saben que Marianne vive en una mansión y que la madre de Connell se encarga de su limpieza, pero nadie imagina que cada tarde los dos jóvenes coinciden. Uno de esos días, una conversación torpe dará comienzo a una relación que podría cambiar sus vidas.
A priori, la sinopsis puede apuntar a que estamos ante una novela romántica de tantas, sin embargo, Normal people tiene multitud de elementos que la hacen muy especial.
En primer lugar, está escrito por y para millennials. Incido en lo de la generación porque los protagonistas son dos jóvenes que comienzan el relato en la época del instituto y lo terminan en la de la universidad, narrando así todas sus vivencias y procesos personales hasta llegar ahí. Marianne y Connell no son amigos y ni siquiera están en el mismo punto vital, pero desde el inicio se complementan tanto que conforme pasas de página querrías abrazarlos y decirles que todo estará bien.
La radiografía de ambos personajes es muy sencilla: él, un chico popular pero de clase baja y ella, la rica marginada de la que todo el mundo «raja». Así en primera instancia parece una especie de Élite a la irlandesa, pero nada más lejos de la realidad, porque Gente normal nos habla precisamente de eso, de la normalidad de las relaciones humanas en una generación marcada por los temores, el qué dirán, la reputación y la mezcla entre la valentía y la culpabilidad.
Ambos poseen un mundo interior muy particular y especial, jugando todo el rato con los conceptos de masculinidad y feminidad. Connell tiene un instinto de sobreprotección propio -en teoría- de su género, pero también se rompe en pedazos a llorar. Y por su parte Marianne, muestra esa fragilidad presente por defecto en la mujer y sin embargo, resulta ser la más fuerte de todos. Ambos juegan muy bien sus cartas el uno con el otro y eso hace que la lectura enganche desde la primera palabra.
Otra de las grandes bazas del libro es el estilo de la narración que sigue un proceso lineal, y se nutre de constantes conversaciones entre los personajes pero sin guiones ni formalidades propias del género. Tampoco se excede en descripciones grandilocuentes ni lenguaje rimbombante, va directa al grano. Busca ese efecto tan presente en nuestra generación de la inmediatez pero trasladado a un libro y sin más pretensiones que transmitir ideas, pensamientos y acciones.
Así, Normal people tiene tintes de novela de siglo pasado pero mostrando la imagen perfecta de una generación brillante y preparada que sufre la precariedad laboral, la crisis económica y los conflictos sociales como actores principales. Sin embargo, esta generación, la mía, también se enamora y se relaciona de una forma diferente pero igualmente válida.
Los millennials sentimos y padecemos, por eso «mola» tanto leer historias que hablan de nosotros. Aunque no lo parezca, somos Gente normal.