Alguna vez os he contado que tengo la fortuna de caminar de la mano del ser más especial del planeta. El mismo que es capaz de trasladarme a otros mundos siempre a tiempo, en el momento perfecto. Pues creo que algo parecido le ocurre al cine cuando piensa en música y a la música cuando piensa en cine, que no pueden dejar de andar el uno sin la otra, y de eso es de lo que os quiero hablar en este post.
No recuerdo bien cómo descubrí a la Film Symphony Orchestra, pero sospecho que sería una noche cualquiera zapeando por los canales de la tele y haciendo parada en El Hormiguero. Me quedé alucinada con la propuesta innovadora, original, y tan rompedora de esta particular orquesta, llevando el binomio cine-música a un programa que lidera las audiencias de la llamada franja del access prime time, o lo que es lo mismo, el programa de turno que va antes de esa serie o programa que esperamos con ansia delante de la tele. El caso es que además de parecerme un espectáculo en formato reducido maravilloso, pensé que en algún momento, yo tenía que ver a esos músicos en directo, y así, tiempo después y como celebración del amor, por fin he podido ser testigo de este espectáculo único.
El cine y la música no pueden dejar de andar el uno sin la otra, y eso es de lo que os quiero hablar en este post.
Fénix es un show planteado desde los verbos renacer, resurgir y retornar. Un concepto hecho arte en el que la comunión entre orquesta y espectador es máxima, no solo por el talento de los músicos que forman parte de la FSO, sino también por el carisma que irradia Constantino Martínez-Orts, director-fundador de la Film Symphony Orchestra y ferviente divulgador de la música en el cine. A través de bandas sonoras reconocidas por el público como La Vida es Bella, El Código Da Vinci, West Side Story o Matrix; Fénix nos plantea un recorrido musical de la mano de los compositores más influyentes de la historia del cine y las BSO de las películas más laureadas.
Lejos de conformarse y siguiendo su filosofía, en esta nueva propuesta de la FSO, todos los elementos se fusionan en una exhibición en la que no solo brillan las luces, también lo hace el vestuario, la narración y explicación detallada de Constantino en cada tema, perfecta para no perder el hilo del show y como decía, no quitar los oídos a una orquesta compuesta por lo mejor de cada casa, con un rigor exquisito a la hora de plantear cada pieza.
Fénix es un show planteado desde los verbos renacer, resurgir y retornar. Un concepto hecho arte en el que la comunión entre orquesta y espectador es máxima.
Poco más puedo decir de la maravilla que son Fénix y la Film Symphony Orchestra que continúan su gira por España porque precisamente lo que quiero es evitar los spoilers y animarte a que lo compruebes tú mismo/a. Lo que sí te puedo prometer es que te vas a topar con dos horas y media de disfrute musical para todos los públicos, especialmente si eres un amante del séptimo arte y la música.