Diecisiete años han tenido que pasar para volver a ver juntos delante de las cámaras a Courteney Cox, Matthew Perry, Jennifer Aniston, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc y David Schwimmer, los seis actores que dieron vida a los amigos más eternos de la historia de la televisión.
Desde que se emitiera el último capítulo de la serie en 2004, los fanáticos de Friends como yo, hemos pedido a gritos este reencuentro, que llega ahora de la mano de HBO Max, demostrando por qué es una de esas series con licencia para cambiarte la vida. Así, Friends: The Reunion, ya es uno de los acontecimientos televisivos del año, y una de las piezas audiovisuales más brillantes de los últimos meses, con grandes dosis de ternura, anécdotas, risas y mucha pero que mucha nostalgia.
Los fanáticos de Friends como yo, hemos pedido a gritos este reencuentro que llega ahora de la mano de HBO Max, demostrando por qué es una de esas series con licencia para cambiarte la vida.
Aunque no era muy difícil dar en el clavo de la emoción, el reencuentro empieza por todo lo alto con la llegada de los protagonistas a los que fueron sus apartamentos durante diez años, un volver a empezar narrado a la perfección en los que los actores, vuelven a ser por una noche aquellos personajes que se metieron en el bolsillo al mundo entero, siendo parte de nuestras conversaciones, sobremesas y pandilla.
Volver a ver a Chandler, Monica, Rachel, Ross, Phoebe y Joey en el mismo sofá donde tantas veces tomaron café, y con la fuente de aquel eterno baile que marcaba el ritmo de la mítica canción de The Rembrandts, ha sido como una vuelta a los capítulos en bucle que nunca agotan y que jamás descansan.
Pero si esto es solo el inicio, hay que destacar que Friends: The Reunion, tiene todos los ingredientes para enamorar. En primer lugar, un buen moderador como James Corden, que si bien tiene una participación activa como entrevistador, no necesita azuzar demasiado a los actores para contar lo que supuso para ellos crear y ser parte del fenómeno Friends, extrayendo lo mejor de sí mismos y haciendo partícipes al público de sus recuerdos en rodaje y sus anécdotas.
(¡¡ATENCIÓN SPOILER!!) No faltan tampoco las confidencias como la de Jennifer Aniston y David Schwimmer, confesando que su historia de amor pudo traspasar la pantalla, y volverse real, o el duro testimonio de Matthew Perry en una de sus escasas intervenciones -esta sin duda es la nota más negativa de la pieza para mí- sobre su ansiedad cada vez que no lograba hacer reír al público presente en el set con sus chistes.
El reencuentro empieza por todo lo alto con la llegada de los protagonistas a los que fueron sus apartamentos durante diez años, un volver a empezar narrado a la perfección en los que los actores, vuelven a ser por una noche aquellos personajes que se metieron en el bolsillo al mundo entero.
No falta tampoco el recuerdo con mesa italiana incluida de escenas tan especiales como la del primer beso de Ross y Rachel, o una de mis favoritas, del capítulo de El de cuando Ross se entera, con una Lisa Kudrow regalándonos uno de esos tantos momentos fabulosos. El juego, la chispa, un desfile improvisado, la aparición estelar de Janice, Gunther o los padres de Ross y Monica, y hasta la intervención de personalidades como David Beckham, Lady Gaga o el grupo surcoreano BTS, se entremezclan con los testimonios de Marta Kauffman, Kevin Britght y David Crane, los creadores de la serie, con apuntes curiosos sobre los inicios, la inesperada repercusión que tuvo Friends, y lo doloroso de su final.
Decía en el post que inauguró está aventura llamada A2VOCES que la nostalgia es tan adictiva como el café, y si algo ha conseguido Friends: The Reunion es volver a conectarnos con ese lugar feliz al que seguimos volviendo cada vez que necesitamos escapar, de la mano de los seis colegas que cambiaron las reglas de la comedia, y nos enseñaron que los amigos son la familia que se elige.
Gracias, Friends y no lo olvidéis, siempre estaremos aquí.
Si algo ha conseguido Friends: The Reunion es volver a conectarnos con ese lugar feliz al que seguimos volviendo cada vez que necesitamos escapar