-‘Pero yo no aspiro al confort, a la comodidad. Yo aspiro a ‘Dios’, a la poesía, quiero peligros reales, quiero libertad, quiero bondad. Quiero pecado’,– Dice Salvaje. –‘De hecho, usted reclama el derecho a ser desgraciado’-, responde el interventor. Ciertamente, es esta la condición de ser humanos: la inquietud y la insatisfacción: la infelicidad. A eso renuncia el mundo feliz.
Y reconoce el interventor: -‘La felicidad siempre resulta una cosa migrada comparada con las compensaciones que comporta la desventura. Y estar satisfecho no tiene el hechizo de una buena lucha contra la desventura. La felicidad no tiene grandeza.’-
Bebés producidos en masa con destinos preconcebidos en un estado totalitario basado en el ‘fordismo’ (la sociedad, la industria y la religión son dictaminados por las normas de su ‘profeta Ford’). De la idea del primer coche real producido en cadena de la marca con nombre homónimo y del auge de las ideologías totalitarias como el nazismo, el advenimiento de la industrialización mucho más tecnológica amparada por los avances científicos de la primera mitad de su siglo (siglo XX) y el asomo de la Segunda Guerra Mundial, Aldoux Huxley publicaba su novela más conocida, la distopía de ciencia ficción ‘Brave New World’, ‘Un mundo Feliz’.
Qué referente tan imprescindible en nuestra literatura y nuestro conocimiento como sociedad para haberlo escrito en ¡TAN SÓLO 4 MESES!
La novela de Aldous Huxley muestra una visión futurista pesimista de la sociedad, en la que el sistema de castas impuesto por el ‘fordismo’ se rige por el condicionamiento psicológico, que sería un modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por asociaciones, en este caso, con proyecciones visuales para ‘educar’ y la droga del régimen: el soma.
Beyond Human: Birth of the Adapted Man. Ilustración de Efflam Mercier
El fantasma que acecha la sociedad de ‘Un Mundo Feliz’ es precisamente el nacionalismo globalizado, un totalitarismo creado matemáticamente para formar la sociedad ‘perfecta’ para los de arriba, sometiendo la masa ‘inferior’ al no-cuestionamiento. Masas creadas en masa, para un funcionamiento inequívoco de cada grupo de personas.
Esto es, estabilidad económica y social para la casta superior. El pensamiento la libertad individual de la casta inferior son peligrosos, derechos perseguidos y considerados desestabilizadores del estado y el orden del régimen ‘fordista’. ¿El amor y el arte? Aberración. Ideas anacrónicas que deben formar parte del pasado (anterior al régimen). ¿Cómo controlar estos impulsos y reconducir los planes predestinados y asignados para cada grupo? Con el opiáceo llamado SOMA. Por lo que la ciencia solamente es empleada para los objetivos inmediatos de control social.
Esto es: la utopía de unos es la distopía de otros.
Huxley, que se mostró amargamente lúcido sobre esta perspectiva, que ahora reconocemos como regímenes bastante verosímiles y de hecho, REALES, escribía:
-‘Los hombres, aunque se esfuercen, no pueden crear un organismo social, sólo pueden crear una organización. En el proceso de intentar crear un organismo sólo consiguen crear un despotismo totalitario’.-
El ‘interventor mundial’ de ‘Un Mundo Feliz’, Mustafá Mond, que vive por la Europa Occidental de esta distopía, explica: -‘Ahora el mundo es estable. La gente es feliz; tiene todo lo que quiere y no quiere nada que no pueda tener. ¡La libertad! […] es el precio que hay que pagar por la estabilidad.’–
Esto, inevitablemente, y aunque sea una novela escrita en 1932, nos recuerda que actualmente podemos comparar la distopía de Aldous con nuestra rutina ultra capitalista de comprar y no cuestionar, de obtener de inmediato cada objeto y no plantearse nada que no podamos tener, porque todo se paga con dinero. Y así, estabilizan nuestra sociedad. Y aparentemente, así «la gente es feliz». Acción-reacción. Publicidad-compra. Deseo-realización. Estímulo-respuesta. La tele no anuncia coches sino poder; no anuncia perfumes sino placer.
¿Te suena? Sí, es condicionamiento psicológico, que ya era una idea anterior a Huxley que él quiso representar con la droga del Soma en su distopía pero que ya se conocía por la demostración del experimento del «perro de Pávlov», o aprendizaje por asociaciones.
Huxley sitúa la novela en el año 2540 con una población de dos mil millones de habitantes, con natalidad controlada por el totalitarismo. El autor no pudo preveer en los años treinta, el crecimiento sin precedentes que experimentaría la población mundial durante el siglo XX, y que ya en los años 70, después de haber muerto ya Aldous, se habría duplicado la cifra y triplicado hacia final de siglo. Preveía que todos los países superpoblados y subdesarrollados estarían sometidos a alguna forma de totalitarismo: La superpoblación produce una crisis permanente que favorece la dictadura de los fanatismos y los iluminados «salvadores de la patria».
‘Un Mundo Feliz’ podría compararse con la novela distópica ‘1984’ de George Owell, publicada 17 años más tarde que la de quien fue su profesor y del que seguramente se empaparía de conocimiento.
Aldous Huxley and George Orwell
La novela de Aldous Huxley es un libro para la reflexión, que cada vez podría alejarse más de la ficción y que es conveniente leerlo más de una vez en la vida, cada ciertos años, cada cierto paso del tiempo. Habiendo cambiado el mundo y habiendo cambiado una misma.
El libro es una caricatura distópica de una sociedad que no tiene nada de feliz ni de maravilloso, por lo que adjudicarle el título de «nuevo mundo valiente» (si traducimos literalmente de su título original en inglés, ‘Brave New World’) o ‘Un Mundo Feliz’, en castellano, ya advierte que a pesar del pesimismo futurista al que se aboca esta cosmovisión del año 2540, también se enarbola con vocabulario y expresiones sarcásticas e incluso con humor, y de ahí la ironía del título también.
He de admitir que no he visto ni las adaptaciones al cine de ‘Un Mundo Feliz’ de 1998 y de 1980 pero sí que tengo ganas de ver la serie ‘Brave New World’ (2020) basada también en el libro y que, por cierto, ha utilizado como escenario La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. ¿Las recomendáis? Y para ti, ¿qué es la felicidad?
Fotograma de la serie serie ‘Brave New World’ (2020) basada en la novela de Aldous Huxley