El otro día debatía con mis compañeros de trabajo sobre el impacto que tiene la tecnología en la creación y difusión de contenido artístico y cultural. Con lo bueno y con lo malo. Por ejemplo, si en este momento yo no estuviera tecleando estas palabras en mi ordenador, generando el enlace que contiene este texto y diseñando una imagen súper molona para compartir, tú no podrías conocer la historia de la persona que me ha regalado esta charla.
Ahora bien, estarás de acuerdo conmigo -o no-, en que esto de que cualquiera pueda agarrar el iPhone como si no hubiera un mañana, haga una foto, le meta un filtro y la cuelgue en el bucle de felicidad absurda que es Instagram, pues igual resulta un poco frustrante para los creadores emergentes que se lo pelean todos los días para ir un poquito más allá. Ofrecer algo más.
Pero a ver, que me lío con las batallitas de «audiovisualera» frustrada y no voy al grano. Lo que quiero decir es que la diferencia entre lo que satura y lo que conquista es ínfima, y que la capacidad de observar donde nadie quiere ver, solo se alcanza con una pizca de sensibilidad, un poquito de curiosidad y mucha @saroinaforte.
La fotógrafa emergente Sara Navarro es la responsable de esta receta y la encargada de enseñarnos lo inspirador que es un lugar abandonado, la luz que irradia el blanco y negro, o cómo de la nada se puede llegar a crear un mundo nuevo a través de composiciones que proceden de la naturaleza. De la niña curiosa a la mujer que se inspira, Sara es una «curranta» nata y una observadora cuya misión es guardar cada momento que captura con la cámara en su pequeña y particular cajita de sensaciones. Te animo a descubrirla, es una delicia.
-Podría preguntarte mil cosas para empezar pero los principios siempre son un buen comienzo. Cuéntame de dónde viene tu afición por la fotografía.
Creo que es algo que me llama la atención desde que era una niña. Recuerdo que en los viajes familiares, me llamaba mucho la atención el modo que tiene la fotografía de capturar momentos divertidos o especiales, y siempre esperaba con ilusión el momento de revelar los carretes.
-Viendo tus trabajos parece que tienes especial devoción por la fotografía exterior: paisajes, calle y lugares abandonados. ¿Por qué te atraen estos entornos?
Los lugares abandonados es otra de mis aficiones desde la niñez. Me gustaba incurrir en ellos e imaginar como funcionaban, descubrir tesoros, y la gran mayoría de veces, ¡asustarme un montón! Cuando fotografío un lugar de este tipo, intento plasmar la belleza de estos lugares, que tuvieron su historia y su lugar en el mundo, y contribuir un poco a que se sigan recordando.
Por otro lado, la mayoría de paisajes que capto a través de la calle es porque me parecen hermosos. Y la fotografía urbana, al fin y al cabo, es un tipo de fotografía de paisaje, solo que cambiamos la tierra por el asfalto, y los árboles por farolas. También tiene su encanto.
-¿Sueles llevar una idea clara a la hora de disparar o prefieres improvisar?
La mayoría de veces, voy improvisando sobre la marcha. Puedo llegar a hacerme un ligero esquema mental, aunque casi siempre son los lugares los que me «hablan», por así decirlo.
-Háblame de tus referentes. ¿Sigues especialmente el trabajo de algún@ fotograf@?
¡Hay muchísimos! Aunque si tuviera que destacar, lo haría con dos; Alberto García-Alix y Francesca Woodman. A día de hoy, considero que son los que más me han inspirado.
Cuando fotografío un lugar abandonado, intento plasmar la belleza de estos lugares, que tuvieron su historia y su lugar en el mundo, y contribuir un poco a que se sigan recordando.
-No te conformas solo con disparar sino que en tus fotografías se nota que hay un trabajo previo. ¿Hay alguna técnica que te interese en especial? ¿Por qué?
Esto lo tengo bastante más claro. La larga exposición, concretamente en fotografía nocturna. Es una forma de romper la perfección, ya que, normalmente, consigues que elementos que por normal general son estáticos como gente o vehículos, adquieran movimiento y aportan efectos curiosos.
-Indagando en tu galería y en tus redes me llama la atención que utilizas bastante el blanco y negro. ¿Dirías que es una de tus señas de identidad o una casualidad?
Empezó como una casualidad y ahora creo que se ha convertido en una de mis señas, sobre todo en fotografía urbana o retratos, me transmite más una fotografía en blanco y negro. Siento que tiene más intensidad.
-Otra de las cosas que destacaría de tu trabajo es tu mirada a lo efímero. Unas manos que se entrelazan, una chica en metro que parece estar condenada a la rutina o alguien que sube las escaleras sin que sepamos a dónde va. ¿Cuánto te inspira lo que sucede a tu alrededor?
Mirar y observar es la base de mi inspiración. Creo que a veces pasamos tan rápido por la vida que se nos olvida que la misma vida nos ofrece belleza, nos cuenta una historia que merece ser escuchada o nos nuestra detalles que también merecen ser observados. Me gusta pensar que hago una pequeña contribución a todo esto con mis fotografías.
Mirar y observar es la base de mi inspiración. Creo que a veces pasamos tan rápido por la vida que se nos olvida que la misma vida nos ofrece belleza.
-Durante 2021 te propusiste el reto de hacer una foto cada día y compartirla en tus redes. Cuéntame qué tal la experiencia y cómo se te ocurrió.
Curiosamente, todo surgió a través de un reto en una red social. Una persona me etiquetó y dije «bueno, puede ser una experiencia, aunque seguro que no lo acabo», y mira, de repente se convirtió en algo personal. Fue un año bastante curioso en general, he aprendido mucho sobre mi misma y sobre mi propio trabajo gracias a ese reto, así que sinceramente estoy bastante orgullosa.
-Otra de tus aficiones es la creación de composiciones naturales con diferentes elementos. ¿En qué consisten? ¿Cómo empezaste con ellas?
Creo que es otro modo de expresar mi mundo interior. Y de aprovechar todo lo que voy recolectando en la playa o en el campo. Empezó como algo muy sencillo, como un poco de arena y unos cristales en una cajita y ahora suelo utilizar madera, yute, huesos de animales, flores secas…
Para esto si que tengo más planificación mental, al menos de como será la composición en su base. Seguramente acabe haciéndome un Etsy, ¡así que ya sabéis!
-¿Qué proyectos tiene Sara para el futuro?
Precisamente lo que comentaba, abrir alguna plataforma para quien este interesado en adquirir alguna composición.
También estoy terminando de maquetar un pequeño libro con un resumen de fotografías del reto de 2021, creo que van unas 26, me ha costado bastante seleccionarlas porque habían muchas que me gustaban, aunque quizá me anime a hacer otro con las «descartadas», quien sabe. De momento, quiero terminar ese proyecto, que es muy importante para mí, y seguir practicando la fotografía y aportando mi mirada al mundo.
Estoy terminando de maquetar un pequeño libro. Es un proyecto muy importante para mí. Quiero seguir practicando la fotografía y aportando mi mirada al mundo.
Es un lujo poder dar voz al talento, que es de lo poco que no se compra, y de él, ella anda sobrada. Sirva esta especie de epílogo para pedirle permiso para escribir el prólogo de ese libro que con tanto mimo está creando, y por supuesto, para darle las gracias por querer entrar en nuestro rinconcito.
Sin más, pasen y vean, que en esta galería hay tantas ganas y belleza como vida. ¡Gracias, Sara!