La empatía.

Escribo estas líneas después de salir de un meet & greet virtual organizado por Editorial Aguilar y Penguin Random House con Rozalén. Confieso que me estoy vaciando literalmente mientras aporreo el teclado intentando describir lo que he sentido.

En los auriculares suena ‘Comiéndote a besos’. Quién me iba a decir a mi que media hora de charla, fruto de un sorteo random por Facebook me traería tanta inspiración como para estar dando las gracias a corazón abierto. Bendito algoritmo, vaya suerte la mía.

Descubrí a María allá por 2012 con ’80 veces’ y desde entonces forma parte de mi playlist vital. Nos acaba de cantar a mí y a cuatro afortunados más, en petit comité, pixel con pixel, porque lo de la piel todavía tiene que esperar.

Por fin le he dado las gracias por la cantidad de sensaciones que me despiertan sus canciones.

Porque con Rozalén la letra se canta y la historia se vive.

Yo no he pasado por una guerra pero quiero a ‘Justo’ como si fuera mi abuelo.

El cáncer de mama por suerte no ha pasado por mi casa, pero me inyectaría en vena ‘Vivir’ el resto de mis días. Tengo la bendita suerte de tener un compañero de vida que me respeta desde el amor y la honestidad y sin embargo no puedo evitar pensar en todas las mujeres que necesitan construir su ‘Puerta Violeta’ para salir de ese infierno por el que ninguna hermana merece pasar.

‘Las hadas existen’ y a mi me cuidan cada día. Como ella, yo tampoco sé definir de qué color es mi pelo y mi canción favorita es ‘Para los dos’. Quizás me sobran algunos kilos de más pero ‘Ahora’ me siento bien. No me gusta el postureo pero sé que a veces participo en él, es lo que tiene el ‘Photocall’ de esta realidad que nos rodea. Y por último, estoy muy orgullosa de vivir en un país de titiriteros, porque ellos, ‘Los artistas’ , son los que me han traído hasta aquí.

Gracias a mi mitad, el 4 de octubre de 2019 pude vivir lo que significa Rozalén en concierto. Un chute de energía y emoción a partes iguales.

Esa noche me bailé ‘Girasoles’, aprendí a descifrar a Bea y la maravillosa labor que hace, y también comprendí cómo te puede cambiar la vida conocer a Kevin Johansen aunque te tengas que emborrachar antes de verle.

Hoy, desde el otro lado de la cámara he tenido la oportunidad de decirle que cuando la escucho cantar me transporto, y ella me ha hablado de la empatía. Ahora sé cuál es su ingrediente secreto.

María, nos volveremos a cruzar y prometo cantarte a pulmón limpio. Porque tú siempre ‘Vuelves’ aunque ahora nos toque ser ‘Aves Enjauladas’.

#MúsicaA2voces